
Iebarejejá Adonai VeIshmereja
Iaer Adonai panav eleija vijuneka
Iisá Adonai panav eleija veiasem lejá shalom
Que Dios te bendiga y te preserve
Que Dios haga resplandecer Su rostro sobre ti y te otorgue gracia
Que Dios eleve Su rostro hacia ti y deposite paz en ti
Bemidbar 6:24-26
En la parashá Nasó (la más larga de toda la Torá) encontramos el Birkat Cohanim, la bendición sacerdotal. Según la Torá, esta bendición la dio el Eterno directamente a Moshé, para que él se la transmitiera a Aarón y sus hijos y, a su vez, ellos se la dieran al pueblo.
La bendición inicia con la palabra Iebarejejá, que significa “Que Dios te bendiga”. Ante esto, los sabios discutieron y llegaron a la conclusión de que Dios bendice según nuestras necesidades. Sin embargo, también notaron que la bendición finaliza con la palabra Shalom, que significa paz.
¿Por qué la bendición termina con la palabra “paz”?
Dijo Rabí Shimon ben Jalaftá que “el mejor recipiente para acoger las bendiciones es la paz”. Es decir que la bendición termina con la palabra paz, porque el Eterno desea que nosotros estemos en paz para recibir las bendiciones.
Pero vamos un poco más allá. Si Dios quiere que recibamos bendiciones en paz, y si, según Rabi Shimon ben Jalaftá la paz es el mejor recipiente para recibir bendiciones, ¿no estamos llamados nosotros a ser recipientes de paz?
Dice Vaikrá 19:18 «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Y enseñan los sabios que es muy fácil amar a quien es cercano nuestro, que el verdadero reto es amar a quienes no son cercanos nuestros, a quienes sentimos lejanos a nuestros pensamientos y creencias.
En un mundo lleno de fanatismos, guerras, odios y separaciones por peleas relacionadas con las creencias, nosotros estamos llamados a ser recipientes de paz. Debemos amar, aun cuando el otro no piensa igual. Debemos amar a quienes son cercanos a nosotros, pero más a quienes son lejanos. Solo amando lograremos la reconciliación y recibiremos las bendiciones que se nos prometen en esta parashá. «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» no lo podemos limitar únicamente a amar a los nuestros, sino que debemos ir más allá.
Que seamos recipientes de paz, de amor, y no de odio. Y que, siendo recipientes de paz, logremos contener en nosotros todas las bendiciones que Dios tiene para nosotros.
¡Shabat Shalom!