Javerim Javerot

BEMIDBAR (NÚMEROS) 8:1 – 12:16

En la parashá de esta semana, Behaalotjá, vemos algunos episodios en los cuales el pueblo de Israel no tuvo cuidado con el habla y vinieron consecuencias por sus acciones.

En Bemidbar (Números) 11 encontramos que cuando el pueblo de Israel se quejó a oídos de Hashem y vino fuego y consumió uno de los extremos del campamento. Ibn Ezra opina que “ellos tuvieron un pensamiento inicuo y malvado” y eso fue lo que expresaron con sus palabras.

Otro episodio de este capitulo es cuando, incitados por los extranjeros que estaban con ellos, se quejaron por el Maná y la falta de carne, entonces Hashem les cumplió su deseo enviándoles codornices, pero luego les vino una peste y fue sepultado allí el pueblo codicioso.

En la Torah con Rashi dice: “los hijos de Reuben poseían abundante ganado…por consiguiente buscaban una excusa para rebelarse contra Hashem” y además dice que “supuestamente ellos estaban acostumbrados a comer la carne, cuando ni siquiera en Mitzraim les daban la paja gratis”. Es decir, estaban hablando cosas que en realidad no habían ocurrido, estaban alucinando de las bondades en Mitzraim.

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De esta manera vemos que ellos hablaron mal en contra de Hashem y, como les comenté anteriormente, vinieron las consecuencias por sus malas palabras, ya que estaban haciendo Lashón Hará contra el mismo Eterno.

Otro episodio que encontramos en esta parashá con respecto a este tema tan importante del cuidado del habla se encuentra en Bemidbar 12 con el caso de Miriam la hermana de Moshé a quien le dio Tzaraat, dicen los sabios de nuestro pueblo que esto era causado por el chisme.

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En los comentarios de la Torah con Rashi, dice que “ella fue la que comenzó a hablar de Moshé primero, y es por ello que la escritura la antepone antes que a Aarón”.

El mensaje puntual de estos sucesos que encontramos en esta parashá es no estar hablando de las personas a sus espaldas, sino por el contrario si algo hay para decir, para corrección de sí mismos, que sea privadamente, para edificación, y con respeto, no hacer Lashón Hará.

Y mucho menos se debe estar hablando mal de Hashem, ni cuestionar sus acciones.

¡Bendiciones!

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