
Hace dos meses que no escribía y, ya que hemos pasado todas estas festividades de nuestro pueblo con inmensa alegría, agradecimiento al Eterno y recarga de baterías espirituales, he decidido retomar nuevamente nuestros artículos sobre el tema Cuida tu habla.
En Mishlei (Proverbios) 14:15 está escrito: “El simple cree todas las palabras, pero el prudente después las piensa de nuevo”.
En el pueblo judío existe un cuento muy popular que nos habla sobre el daño que se puede causar con las palabras malintencionadas, con las insinuaciones, con el chisme, con los comportamientos mezquinos y egoístas, con Lashón Hará y cómo todo esto puede causar daños irreparables emocionales, espirituales, mucha angustia a la persona afectada, además de arruinar su reputación y su buen nombre.
Este cuento tiene varias adaptaciones y lo han tomado también otras culturas, dice así:
<<Un hombre que habló mal sobre el rabino del pueblo. Después suplicó al rabino que lo perdonara, en su deseo por reparar el daño. El rabino le dijo que tomara un cuchillo, que abriera una almohada rellena de plumas y que luego tirara las plumas al viento. El hombre hizo esto y las plumas se esparcieron por doquier.
-“Ahora, ¿me perdona?”, preguntó el hombre.
-“Sí”, respondió el rabino, “tan pronto logres recuperar todas las plumas”.
-“¡Pero eso es imposible!”.-“Exactamente. Cuando hablamos mal de alguien, el daño se difunde y tiene consecuencias muy a largo plazo. Es imposible reparar ese daño”.>>
¡Cuanto perjuicio se causa con las palabras! ¡Son como fuego que destruye! Así como las plumas se las lleva el viento y no se sabe a dónde van a parar, así son las malas palabras, chismes, murmuraciones, Lashón Hará que no se sabe hasta donde van a llegar.
Recuerda que tienes la fuerza para dominar tu boca. Ten presente que existen dos maneras de ver la vida, de controlar la boca o no controlarla, hablando lo primero que se viene a la mente -porque siempre existe el ojo crítico-. Nadie tiene ningún derecho a criticar a nadie, las personas tenemos habilidades diferentes, por lo tanto no juzgues a tu prójimo.
Se cree erróneamente “sólo yo tengo la razón” y por eso no se cuida lo que sale de la boca. El habla es un arma muy poderosa, tiene mucha fuerza -como ya lo he mencionado en otras ocasiones-, y es por eso que te recomiendo que leas los cinco artículos anteriores donde hemos dejado información muy importante sobre este interesante tema de Cuida tu habla.
Recuerda que cuando escuches palabras negativas de otros, no las puedes aceptar.
En las Escrituras existen varios ejemplos de control del habla, pero solo voy a mencionar tres que me dejó nuestro Moré Iojanán ben Kefa:
- Moshé, por que nunca profirió maldición sobre Israel, aun cuando el Pueblo lo injuriaba. Mientras esto pasaba, Moshé oraba.
- El Rey Shelomo fue autor de los Proverbios, libro en el que nos enseña en varios versículos a guardar el habla.
- Nuestro Rebe Ieshua también nos instruyó en el tema de Cuida tu habla.
En nuestro pueblo también se dice que si generas Lashón Hará, generas que en alguien muera en su mundo, pues estás destruyendo a esa persona. “Hashem nos creó a todos únicos, nos creó especiales, creó el mundo para ti”.
Escuché una enseñanza llamada “¿Tu boca te controla o tú la controlas?” del Rab. Ezra Nacach, y me dejó la siguiente reflexión que quiero compartir contigo: “Con la boca se puede generar bendición o destrucción. Como inicias el día, el trabajo, la acción; si lo haces de manera optimista así será tu día y tu vida, pero si ves el mundo y tu día de manera pesimista se te van cerrando las puertas”.
Que logremos controlar nuestro hablar.
¡Shalom Ubrajot!