BERESHIT (GÉNESIS) 18:1 – 22:24

“Pero libró a Lot, un hombre justo a quien afligía la vida viciosa de aquellos malvados.”
2 Pedro 2:7
Este pasaje siempre me ha puesto en un problema en cuanto al concepto de una persona justa. Cuando pienso en los actos de Lot, me queda muy difícil entender por qué el apóstol Pedro dice que era un hombre justo. Solamente miremos unos aspectos para confirmar lo que estoy diciendo.
Primero, cuando se separa de Abraham, él piensa en lo que sus ojos ven, como declara la Torá; “Lot alzó sus ojos y observó todo el valle del Yardén, que todo él era de riego; antes de que el Eterno destruyera a Sedom y a Amorá, era como huerto del Eterno, como la tierra de Mitzráim, hasta Tzóar. Entonces Lot escogió para sí todo el valle del Yardén; Y Lot se desplazó desde el este, y cada uno se separó del otro.”
Segundo, cuando llegaron los emisarios a Sedom, Lot estaba a la puerta de la ciudad, esto quiere decir que había sido nombrado juez de aquella ciudad, ¿cómo un justo puede ser juez de una ciudad donde la justicia no existía ya que era un pueblo lleno de perversión y lujuria?
Tercero, cuando los hombres de la ciudad quisieron tomar a los emisarios para violentarlos, Lot ofrece a sus hijas vírgenes para que aquellos hombres hagan con ellas lo que quieran.
Para mí estas situaciones no me permiten ver a un Lot justo.
Pero este panorama sombrío lo único que me ratifica es la misericordia de nuestro Padre Celestial, pues solo es Él quien puede justificar a una persona. Está escrito:
“Yo no quiero que el malvado muera, sino que cambie de conducta y viva. Yo, el Señor, lo afirmo.”
Ezequiel 18:23
Y es así como el Eterno empieza actuar según su propósito, pues antes de destruir las ciudades de Sedóm y Amorá, habla con Abraham y este empieza su intercesión para que Di-s no destruya las ciudades por los justos que hubiere allí; desafortunadamente no había ni aún uno.
Viene a mi memoria lo que dijo el profeta: “…mas el justo por su fe vivirá”, y creo que el “mérito” que tuvo Lot fue creer lo que los emisarios le dijeron, que la ciudad sería destruida y él mismo salvó su vida y las de sus hijas, pues su esposa no logró tener la confianza en el Eterno.
Todo este pasaje nos enseña que el Eterno nos ha provisto los medios para vivir una vida en santidad, que no debemos ser partícipes de cosas infructuosas, que debemos permanecer como la luz que alumbra en las tinieblas, que no debemos odiar al pecador, pues el Eterno no quiere que el malvado se pierda, sino debemos ayudar a esta sociedad para que tengan la luz de la Torá, y debemos saber que, en las horas de más angustia, podemos tener el auxilio de nuestro Padre Celestial, pero la salvación o la justificación solo la tendremos cuando le creamos totalmente a Él.
El Eterno que es bueno nos fortalezca y nos ayude a desarrollar nuestra fe, sabiendo que Él mismo nos dio la salvación por medio de nuestro Rebe Ieshua HaMashiaj, quien declaró: “Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores.”
Que el Eterno nos cuente entre los justos.
¡Shabat Shalom!