Javerim Javerot

El pueblo del libro

Uno de los desafíos más grandes de la actualidad es poder vivir una vida de Torá sin dejar de lado el mundo en el que vivimos. Y es que es difícil en un mundo con un acceso ilimitado a la información. Tal vez muchos de nosotros, o de nuestros cercanos, nos hemos llegado a preguntar qué sentido tiene estudiar Torá, leer el mismo libro año tras año, recordar siempre las mismas historias y las mismas Mitzvot una y otra vez.

Desde la antigüedad hemos sido llamados <<el pueblo del libro>>, un término que apareció por primera vez en el Corán. Nos llamaron así porque todo nuestro estilo de vida se basa en un texto; la Torá.

Sin embargo, no podemos limitarnos únicamente a esa interpretación, sino que debemos ir más allá. No solo debemos ser <<el pueblo del libro>>, sino también el <<el pueblo que interpreta el libro>>.

El pueblo judío se caracteriza por ser estudioso, por poner la educación en un lugar especial en nuestras vidas. Y no solo me refiero al estudio de la Torá, del Talmud, o de cualquier otro libro religioso judío. El judaísmo se preocupa por la educación en general, y prueba de ello es que el 20% de los ganadores del Premio Nobel son judíos. Prueba de ello es también que en los años 1800 nació el Judaísmo Reformista como un afán para conectarse con el mundo académico, sin necesidad de tener que convertirse al catolicismo (como lo hacían para la época).

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Pero, ¿por qué después de tantos acercamientos al mundo moderno seguimos leyendo la misma Torá una y otra vez?

La siguiente historia puede ilustrar un poco el motivo:

En la época de la Segunda Guerra Mundial, un joven soldado fue enviado al campo de batalla, alejándolo de su esposa y su hija.

Unos meses después recibe una carta de su esposa en la cual ella le decía que lo amaba, lo mucho que lo extrañaba, y que lo esperaba con los brazos abiertos para cuando volviera.

El soldado cerró la carta y la dobló cuidadosamente. Desde ese momento y hasta que regresó de la guerra, no dejó de leer una y otra vez, todas las noches, la misma carta que había recibido por parte de su esposa.

Cuando le preguntaron “¿por qué lees la carta una y otra vez si ya sabes lo que dice?”, él respondió que la carta, cada vez que la lee, lo ayuda a conectarse con su hogar y con su esposa y su hija, y recobraba la esperanza de reunirse de nuevo con ellas.

Así mismo, leer la Torá una y otra vez, año tras año, nos ayuda a conectarnos con Dios, nos ayuda sentirnos cerca de él, y nos da una esperanza de un mundo mejor, de que algún día se logrará el mundo que tanto anhelamos. Estudiar Torá nos ayuda a entender que no cumplimos las Mitzvot por obligación, sino que lo hacemos por amor al Creador.

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Shavuot nos invita a releer y seguir interpretando las palabras ya escritas y aplicarlas a nuestra vida actual. Shavuot es la fiesta que nos recuerda el compromiso que adquirimos, pero que no mantenemos porque estamos obligados, sino que mantenemos porque elegimos amar.

¡Jag Shavuot Sameaj!

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