Javerim Javerot

Janucá, la fiesta de las luces

Janucá es una de nuestras fiestas favoritas; preparativos, manualidades, decoración de la casa, canciones, recetas. En fin, son días muy especiales.

Pero más allá de todo esto y de los regalos, está el vislumbrar y recordar la razón de celebrar esta fecha y lo mucho que nuestros antepasados tuvieron que pasar para que nosotros disfrutemos hoy en día de ella.

A pesar que no es una fiesta dada por el Eterno en la Torá, sino que se celebra como resultado del triunfo del pueblo judío en un hecho histórico trascendental, es importante darle valor.

La fiesta de las luces es uno de los nombres con la cual es conocida y una de las cosas más importantes que se hace es encender la janukiá. A través de este acto, recordamos cuando los sacerdotes limpiaron el templo y buscaron el aceite para encender la Menorá y este alcanzó no solo para uno, sino para ocho días.

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Además, cuando la primera vela se enciende, la central, el shamash o servidor, vemos que la luz es necesaria para hallar las cosas que están en la oscuridad. Esto nos muestra algo muy importante que enseñó nuestro Rebe Ieshua:

“Ustedes son la luz de esta edad presente; una ciudad edificada sobre una montaña no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para cubrirla con una cesta, sino para ser colocada bien arriba, en su propia base, para que ilumine entonces a todos los que están en casa. Así alumbre su luz delante de los hombres para que vean su conducta irreprochable y tengan entonces ocasión de glorificar a nuestro Padre que está en los cielos”.

Matitiahu (Mateo) 5:14-16

Haz lo que te corresponde hacer, aléjate de la asimilación, cumple con El Eterno y da testimonio como verdadero creyente en Él, en la Torá y Sus mandamientos.

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Todos cometemos errores, hemos tomado malas decisiones, no somos perfectos, todos tenemos un pasado. Pero recuerda que, después de hacer Teshuvá y mejorar nuestra vida, debemos creer que todo lo anterior ya no nos persigue. El rectificar y corregir el camino, nos ayuda a no ser la sombra de lo que éramos antes.

Así que no dejes que las malas cosas te desanimen, no permitas que nadie te juzgue, sino todo lo contrario; levántate con altura, que todas tus dificultades te ayuden a ser luminaria, a salir adelante y ayudar a otros para que muestren lo mejor de sí mismos y seguir a Hashem en quien hemos creído.

Que la luz del Eterno ilumine tu camino y dentro de ti, para que seas lámpara en este mundo.  

¡Jag Janucá Sameaj!

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