
“Y le dijo el Eterno a Moshé; diles a los hijos de Israel: Si un hombre formula un voto o promesa, tú harás la valuación del monto (de la ofrenda pertinente) al Eterno.”
Vaikrá (Levítico) 27:1-2
Este tema de las promesas o los votos al Eterno es bastante amplio, tiene muchas interpretaciones y explicaciones que han dado nuestros sabios. En este capítulo 27 de Levítico, el Eterno nos da una lista muy detallada de los montos que se debían presentar en el Santuario, por los cuales una persona hacia una promesa al Eterno; si podía ser redimido, si no podía ser redimido. Se encuentra un conjunto de leyes y valuaciones muy minuciosas, que se debían cumplir cuando estaba el Mishkán y el Templo en pie.
Pero, hoy quiero dar un concepto sencillo y práctico al respecto.
En la Torá del Rabino Marcos Edery, nos dice:
“Estas leyes de Harajín (valuaciones) pueden ser entendidas en dos contextos: el histórico y el afectivo. En el contexto afectivo, la intención de la Torá parece ser el querer ayudar a la persona a cumplir con su palabra emanada de lo más íntimo de su ser. -Palabra que en momento de tribulaciones o sufrimiento formulare un voto “excesivo”.- El voto consistiría en que una persona, en un momento de peligro o angustia, prometiere al Eterno una donación”.
Aquí está la lección más importante que nosotros debemos recibir, porque hoy también se presentan situaciones como estas. Cuando una persona está demasiado alegre y agradecida o muy triste por cualquier situación de tribulación, angustia o enfermedad, empieza a hacer promesas al Eterno; puede llegar al punto hasta de comprometer su riqueza. Y, cuando ya pasa su situación de felicidad o aflicción, y se encuentra en otra etapa, no cumple con lo prometido. Entonces, la Torá nos esta enseñando que debemos salvaguardar nuestra alma y no hacer promesas, no hacer votos a la ligera que no podamos cumplir.
Mi reflexión en este punto es, que cuando tú estés muy alegre o demasiado triste, no hagas promesas, ni votos (económicos) al Eterno que de pronto no estás en condición de cumplir. Analiza, toma las cosas con calma y reflexiona. Recuerda que haces una promesa, le debes cumplir 100% a Hashem. ¡Nunca debes olvidar que el Eterno es dueño de todo y somos nosotros quienes necesitamos de Él!
¡Shalom Ubrajot!