
Hace algunos días fui con mi hija menor a ver la película Sing 2, ¡hermosa! Con bonitos mensajes. Estas películas suelen enseñar no rendirse para llegar a una meta y conseguir los sueños. Aunque, como dice mi hijo, el Koala Buster Moon, comete muchas imprudencias, con lo cual hay que ser cuidadosos.
Lo que más me llamó la atención de esta segunda entrega, es como muchos de sus personajes lograron vencer sus miedos, enfrentarlos, sobreponerse a sus dificultades y salir adelante. Fuese con una mano amiga apoyándolos, o porque tomaron la firme decisión de levantarse y no seguir estancados, como en el caso de Clay Calloway el León, Johnny el gorila, Rosita la cerdita, Meena la elefante, Porsha la lobita, y muchos más.
Vivimos en un mundo de constantes cambios y evolución. Si la persona se deja llevar por el miedo colectivo es aún peor, ya que eso genera pánico, duda y hasta problemas de salud. ¿Hasta que punto estás dispuesto(a) a ceder el control al miedo individual o colectivo? Últimamente muchos están en incertidumbre, en una ruleta de emociones. Con invasión del miedo, desesperanza, angustia, hasta falta de amor y de compasión.
La mejor terapia para esto es alejarse de la frecuencia del miedo colectivo; rodearse de gente positiva, alejarse de las personas negativas. Llevar y llenar nuestra vida con cosas espirituales para darle sentido a ella y así traer calma espiritual.
En un curso que el Eterno me permitió tomar hace poco sobre Eneagrama (mapa del comportamiento humano) desde la perspectiva judía, estudiamos que el miedo es un sentimiento paralizante. Yo lo he vivido y se puede terminar siendo preso de ese temor. Nos enseñaban también, dependiendo del tipo de personalidad, que cuando se corta la conexión con Hashem, entra el miedo y se empieza a vivir en modo automático y este domina. Pero también es una emoción que puede despertar aspectos buenos para reaccionar de manera positiva ante determinadas circunstancias; es allí donde muchas veces sale la adrenalina a flote. En estos casos, el miedo ayuda a la persona a salir de su situación, a sobrevivir, y es así como lo puede usar a su favor.
El Talmud dice lo siguiente:
“El temor a perder el estudio de Torá o la observancia de mitzvot es positivo, todo otro temor es negativo”.
El Rav Noaj Weinberg Z”L decía:
“El mayor miedo humano es vivir una vida sin sentido. Todos queremos causar un impacto, ayudar a otros, cambiar el mundo. Utiliza ese miedo para averiguar qué es lo más importante de la vida. Y luego, ¡ve por ello!. El miedo es sólo perjudicial cuando uno se escapa y no le hace frente”.
Me pongo a pensar en la Parashá de esta semana. El pueblo de Israel al comienzo, cuando el Eterno envió a Moshé para liberarlos de la esclavitud, tuvieron miedo y no creían que Hashem los iba a sacar de esa situación, pues era la forma de vida que la gran mayoría de ellos conocía. ¿Qué sería de nuestro pueblo de no confiar en el Creador, cómo lo hemos hecho en muchas otras ocasiones? Cuando Israel empezó a ver todas las señales en el cielo, en la tierra, en el Faraón mismo, en Mitzraim, cuando Israel fue apartado en medio de las últimas plaga, ese miedo se convirtió en su esperanza de que en algún momento la promesa hecha a nuestros antepasados se cumpliría.
En Tehilim (Salmos) 27:1-4 dice:
“El Eterno es mi luz y mi salvación, ¿a quién he de temer? Hashem es la fortaleza de mi vida, ¿a quién he de tener pavor? Si un ejército acampa frente a mí, en esto confío, que viviré en la casa del Eterno todos los días de mi vida, que veré la afabilidad de Di-s y visitaré su santuario íntimo”.
En medio de todas las circunstancias y desafíos de la vida, esta es nuestra confianza, que Él está con nosotros siempre a pesar de las pruebas. El Eterno nos da cada día fuerzas para tener una vida con propósito. Debemos vivir en la realidad, pero con confianza plena en el Creador, y en Su Palabra. Él siempre guarda a sus hijos en todas las circunstancias. Con el corazón en el cielo y los pies en la tierra.
Y, si estas en lo más bajo de tus miedos o te sientes impotente, recuerda que Hashem Todopoderoso es quien da la fuerza para levantarse. Él envía Su Salvación, o envía a sus ángeles para que nos ayuden a sobreponernos y seguir adelante.
¡Shalom Ubrajot!