Javerim Javerot

Y estas son las leyes

Solo basta mirar noticias o escucharlas para entender que cada día el mundo se encuentra más enfermo. El ser humano ha decidido vivir en un egoísmo total, cada quien mira hacia sus intereses, sus propias metas, sin importar pasar por encima de los demás.

En la época de la esclavitud en Egipto, las cosas no eran diferentes; el Faraón construyó su gloria y fortaleza en los hombros de los esclavos israelitas. Y no solo allí sucedió esto, sino que ha sucedido a lo largo de la historia. Solo hasta el siglo pasado se instauraron leyes que tratan de velar por los derechos humanos. Con muchos defectos, pero se avanzó a un mundo ideal.

Sin embargo, lejos estamos de superar la esclavitud, la discriminación y otras faltas sociales.

Podemos ver como la sociedad se ha fracturado, con la familia como base. Hoy es muy normal ver como los hijos se levantan contra los padres, padres que abandonan sus hogares, violencia intrafamiliar, adulterio, borracheras, etc. Y esto es solo el principio, porque en las escuelas y universidades, se ha tratado de normalizar conductas que riñen con la moral y la buena educación. Y si seguimos escalando la pirámide, nos encontramos con las ramas del poder público infestado de malas prácticas, corrupción, inmoralidad y compra de la justicia.

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Todo este panorama me trae a memoria un texto del Talmud que dice que “para que sea revelado el Mesías, la tierra debe estar sana y merecer la revelación o totalmente corrupta y de esta manera el Eterno traiga la redención”. Creo que me inclino por la segunda opción, pues el mundo está tan enfermo que solo la mano de Di-s nos puede ayudar.

La porción de la Torá que estudiamos esta semana (Mishpatim – Leyes) nos da una esperanza; allí el Eterno nos da instrucciones para vivir en sociedad. Ya ha pasado el momento de las hazañas, milagros y portentos con los que nos sacó el Eterno de la esclavitud, y ahora se dedica a enseñarnos cómo debemos vivir en sociedad. No imitando a las naciones que están alrededor, sino dignificando al ser humano como la corona de la creación; no para que se comporte de una manera egocéntrica, sino para que pueda vivir en sociedad.

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Creo que uno de los legados que está dejando el judaísmo, es la aplicación de estas leyes, respetando al ser humano en todos sus aspectos. Y aunque pareciera que esta luz es muy poca, siempre tenemos la esperanza de que alcanzará para alumbrar todos los rincones de este maravilloso mundo.

Entendiendo que no somos una teocracia, sería importante que las leyes que se impartieron en Sinaí tuvieran más valor que lo que hoy se les da. Es nuestra obligación enseñarlas a nuestros hijos, y esto generará una cadena que tarde o temprano impactará a la sociedad. Quiera Di-s, que nos encuentre dignos de la revelación de Mesías en nuestra generación, mientras tanto que nuestro compromiso sea total, en anunciar la Torá del Eterno y sus buenas noticias.

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